1/9/08

Crueldad infinita

"Lo único que sabe hacer Castaño es pegar", gritaba un enagenado hincha en la pópular local. "Dable pibe (a Blanco) pone huevos", decía otro. Sí, una crueldad infinita. Justo a Castaño, una de las figuras de Tigre en los primeros tres partidos. Justo a Jonathan Blanco, la última joya surgida de las inferiores, con escasos cinco partidos en primera (cuatro de títular). ¿No pueden tener un partido malo ambos, y el equipo entero? Parece que no. Tolerancia cero.
"Hay gente que no viene a alentar. Ellos pagan la entrada y parece que tiene derecho a hacer lo que quieran", declaró Martín Morel en el diario Olé de hoy. Cuanta razón tiene. Además agregó: "Da bronca e impotencia que vayan a putear a los jugadores".
Ni cuando iba invicto y primero, Tigre era el Manchester, ni ahora que perdió con San Martín de Tucumán, uno de los recien ascendidos, es el peor equipo del mundo. Tigre es un conjunto que tiene cosas muy buneas y otrs por mejorar, pero no se le puede cuestionar a los jugadores que no están aptos para hacer su contribución a la causa, que es salvarse del descenso.
Tampoco se entiende cuando cantan: "en las buenas vienen todos, pero en las malas hay que estar..." Si perder con San Martín en Primera División son las "malas", ¿En qué situación moral se encontraba el club hace más de cuatro años?. Inentendible, pero este es el floklore del fútbol, o lo que inculcaron como folklore.



"Banderas en tu corazón, ¡yo quiero verlas!, ondenado luzca el sol o no"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Total y absolutamente de acuerdo.
Los hinchas y en particular los nuestros (¿serán hinchas de Tigre en realidad, y sólo de Tigre?) suelen tomar el momento del partido como excusa para hacer lo primero que se les cruza por la cabeza, tanto sea tratar despreciativamente al rival de turno ( parecía que no podíamos perder con los tucumanos porque son recién ascendidos como si nosotros no lo fuéramos también); putear sin detenerse a pensar a quién y por qué (olvidando lo que esos mismos protagonistas nos dieron hace tan poco); pasar histéricamente de "somos una máquina" al discurso en tercera persona del plural como desligándose de su condición de supuestos hinchas cuando dicen "son horribles", "dan lástima" o el tristísimo "pobre Tigre..."; y juro que es una de las frases que me generan más impotencia, porque para mi YO soy Tigre y si al equipo le va mal también me va mal a mí, si le ganan también me ganan a mí, no tengo otro equipo con el cual podré cargar a mis compañeros de laburo o para seguir en Fútbol de primera. No creo que no se deba criticar o expresar preocupación por lo que no anda bien, pero no puedo dejar de pensar que hasta hace CINCO años apenas costaba celebrar triunfos contra equipos que hasta me cuesta recordar su nombre y hoy nos damos el lujo de que algunos "hinchas" insulten con TOLERANCIA CERO Y CRUELDAD INFINITA como muy bien se dice en la nota a los mismos que nos volvieron a poner en el mapa.

Anónimo dijo...

El placer de derribar ídolos es directamente proporcional al placer de elevarlos" sostuvo un afamado antropólogo. Las masas piden ilusiones porque sólo de eso viven. Su vacío existencial solo se llena en la euforia triunfalista de una tarde de fútbol. Los que aman a sus clubes son otra cosa, no viven de ilusiones pasajeras sino de las alegrías obtenidas con el sacrificio cotidiano y , por eso, saben de glorias y de caídas y entienden que unas y las otras son complementarias. Lean el cuento "Insai izquierdo" , allí está lo que ocurrió el viernes. Grande, Tigre.